Hoy hace un año que comenzó todo.
Tal día como hoy, cientos de personas secundaron la convocatoria del Comité ciudadano en defensa del Museo del Calamar Gigante de Luarca y dijeron BASTA, al abandono por parte de la Consejería de Infraestructuras de un museo único en el mundo. Una instalación que potenció la imagen de Luarca y Valdés a nivel nacional e internacional y que, por aquel entonces, no constituía una prioridad para el Gobierno del Principado de Asturias.
Aquella manifestación de fuerza ciudadana que esgrimimos en el marco de lo que denominamos “Quedada de apoyo al Museo del Calamar Gigante”, fue el primer esfuerzo para recuperar lo que la mar había destrozado dos años antes. Un primer paso democrático, reivindicativo y colectivo que dio fuerza al Comité para exigir a las autoridades una solución definitiva al grave problema que supuso la destrucción del Museo.
En las intervenciones que hicimos ante los conciudadanos que asistieron a la Quedada fijamos nuestras reivindicaciones de forma nítida. Tras dos años de insufrible abandono, exigimos una solución definitiva para el Museo del Calamar y que mientras ésta solución no llegase, se buscara una ubicación provisional para los contenidos del Museo. Se trataba de evitar que el Museo cayese en el olvido al que lo había sometido, primero la galerna y más tarde, la administración regional.
Con esta fuerza ciudadana respaldándonos, asistimos a una ronda de reuniones en las que participaron la consejería de Infraestructuras, el Ayuntamiento de Valdés y el CEPESMA, representados al máximo nivel. A petición de las partes, el Comité Ciudadano asistimos en calidad de observador a dichas reuniones de trabajo. Tras varios contactos, las partes llegaron al acuerdo de estudiar las posibles soluciones para la ubicación del Museo, quedándose al final con dos de las barajadas: una en Villar, en los terrenos del antiguo Colegio Menor Femenino y otra opción que pasaría por la recuperación del edificio del muelle que había arrasado la mar, haciendo en él la obra que le diera la seguridad necesaria para volver a albergar el museo. Mientras tanto, los calamares gigantes se expondrían en el Parque de la Vida hasta que la Consejería, el Ayuntamiento y CEPESMA, decidieran la ubicación definitiva de la nueva instalación museística.
Con la consecución de estos acuerdos, el Comité ciudadano cumplió con todos y cada uno de los objetivo que se había marcado en la Quedada de la que se cumple hoy un año. Pero lejos de aminorar nuestra exigencia, decidimos proponer en la mesa negociadora que se adecentasen las ruinas del Museo y que se contratase una campaña publicitaria para trasladar a la opinión pública la ubicación provisional de los calamares gigantes. El compromiso señalaba que estas dos cuestiones estarían hechas antes de la pasada Semana Santa. Como es sabido, la consejería no cumplió los plazos acordados y, como consecuencia de este incumplimiento, los miembros del antiguo Comité Ciudadano, integrado ahora en la nueva asociación + Luarca Valdés, abandonamos la mesa negociadora en señal de protesta. Con esta decisión estábamos dejando claro que con los intereses de nuestro pueblo no se juega, que los compromisos están para cumplirlos y que su incumplimiento, tiene consecuencias.
Hoy, un año después de la Quedada, seguimos trabajando en este asunto. En algunos momentos desesperados por la lentitud de las decisiones administrativas, pero siempre con el ánimo fuerte y la de terminación de conseguir que el Museo del Calamar Gigante tenga en Luarca una sede digna y definitiva. Por este motivo la pasada semana solicitamos una reunión con el alcalde de Valdés, Simón Guardado, para pedirle que se reúna urgentemente con la señora consejera y con el presidente de CEPESMA Luis Laria, para que aceleren la decisión sobre la ubicación definitiva del museo y se comiencen las obras de la nueva instalación de forma inmediata.
Esa es la tarea en la que estamos implicados en estos momentos: presionar, influir y vigilar que los compromisos que se han adquirido por parte de las administraciones regional y local se cumplan y que lo hagan a la mayor brevedad posible. Y en ello estamos trabajando con el apoyo y el aliento que nos disteis, sin bajar la guardia, un año después de aquella Quedada ciudadana que se convirtió en un ejemplo de movilización reivindicativa y en un chorro de fuerza cívica ejemplar que se irá extendiendo, imparable, a otros ámbitos de la vida de Luarca y Valdés.
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